La verdad sobre las hernias discales.

El dolor lumbar debido a hernia de disco (ciática) representa solo el 5-10% de todos los casos de dolor lumbar, aunque puede ser extremadamente incapacitante (O’ Sullivan, 2005).

Es relevante destacar que no todas las personas con una hernia discal experimentan síntomas; de hecho, la mayoría de las hernias discales son asintomáticas (Campbell, 2013; Brinjikji, 2015). Por lo tanto, tener un diagnóstico de hernia discal no necesariamente significa que sea la causa de los síntomas que se están experimentando.

Dentro del pequeño porcentaje de hernias discales sintomáticas, es fundamental tener en cuenta que la evolución natural del problema es generalmente favorable para la mayoría de los pacientes. El proceso conocido como «reabsorción espontánea» de la hernia tiende a llevar a la disminución de los síntomas en un período que oscila entre 3 y 12 meses en la mayoría de los casos (Takada, 2001; Zhong, 2017). En consecuencia, es un proceso gradual que tiende a mejorar de forma espontánea, y no necesariamente implica una condición de por vida.

El tratamiento inicial preferido es la fisioterapia, ya que puede contribuir a disminuir los síntomas y mejorar las capacidades funcionales durante el proceso, lo que hace que sea más llevadero para el paciente.

En casos en los que los síntomas sean muy incapacitantes o existan déficits neurológicos, como pérdida de sensibilidad o fuerza, puede ser necesario considerar la cirugía. Sin embargo, es crucial tener en cuenta que esto solo se aplica a un pequeño porcentaje de pacientes, y además, los estudios han demostrado que la cirugía no es necesariamente más efectiva que la fisioterapia a largo plazo (Jacobs, 2011).

En conclusión, la mayoría de los pacientes con síntomas de hernia discal experimentan mejoría con el tiempo, pero es importante comprender el proceso y mantenerse activo durante el proceso de recuperación.

Adam Smith

En situaciones en las que el dolor persiste más allá del período de evolución natural del problema (los 3-12 meses mencionados anteriormente), se debe llevar a cabo una evaluación física exhaustiva para identificar posibles factores mecánicos que pudieran haber sido pasados por alto, y también se deben considerar los factores psicosociales, como la ansiedad, la incertidumbre o el miedo al movimiento, que podrían estar influyendo en el problema.

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